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La expansión del sistema bancario peruano sigue firme, apuntalada por el crecimiento de la economía. Sin embargo, pese al importante desarrollo de la última década, la banca peruana exhibe algunas limitaciones. Por ejemplo, los retos en cuanto a inclusión financiera son enormes. ¿Cómo promover una mayor bancarización? ¿Existe una adecuada competencia en este mercado?

Siguiendo el buen ritmo de crecimiento de la región, los sistemas bancarios de los países de América Latina están mostrando un importante avance. Así, se destacan claramente los rápidos progresos de las bancas colombiana y peruana.

Acompañando el crecimiento de sus clientes, muchos bancos nacionales han traspasado las fronteras de sus países de origen y apuntan ahora a convertirse en jugadores de alcance regional. A la vez, se constata un repliegue de la banca europea.

Actualmente, el reto más importante del sistema bancario de la región es mejorar la inclusión financiera. Se puede afirmar que el sistema financiero de América Latina, en general, goza de buena salud y perspectivas, a pesar del incierto panorama global.

SITUACIÓN EXPECTANTE

Dentro de este panorama, la situación del sistema bancario peruano es expectante. Durante los últimos seis años ha exhibido un vertiginoso desarrollo y expansión, avivado por el crecimiento de la clase media, lo que ha ampliado su base de clientes.

Comparada con sus similares de Latinoamérica, la banca peruana se distingue, además de por su rápido crecimiento, por su solidez y elevada rentabilidad. La calidad de su cartera es otro elemento a resaltar, pues es su índice de morosidad es el segundo más bajo de América Latina.

Sin embargo, el rápido crecimiento de los créditos de consumo –como sucede también en los demás países– e hipotecarios está originado cierta inquietud. Al igual que sus pares de la región, los principales desafíos de la banca peruana tienen que ver con la mejora de la profundidad financiera y el mayor acceso y uso del sistema.

EN LA REGIÓN

Comencemos señalando que en la evolución reciente del sistema financiero de la región se observan dinámicas heterogéneas. Destaca la banca colombiana que, con tasas de crecimiento de 30% en sus colocaciones, se mantiene muy efervescente, atrayendo a bancos nuevos –muchos de ellos chilenos, brasileños y también globales, como el Scotiabank– y ampliando su base de clientes.

El sistema bancario peruano también exhibe avances notables en los créditos, con una expansión superior al 15%. Más atrás está Brasil, con tasas de alrededor de 9%, afectado por el impacto de la contracción de su comercio exterior, especialmente con Europa.

Chile experimenta una expansión similar a la de Brasil, pero hay que resaltar que el sistema chileno está mucho más consolidado. En este caso se debe considerar que las tasas de crecimiento se encuentran también relacionadas con las etapas de desarrollo de los respectivos mercados bancarios. A su vez, en México los créditos crecen a un ritmo de 6%.

CAMBIOS ESTRUCTURALES

En opinión de Mario Guerrero, analista del Departamento de Estudios Económicos del Scotiabank, en medio de esta evolución se están produciendo ciertos cambios estructurales en la banca latinoamericana. Es el caso del repliegue de la banca europea, a raíz de los problemas financieros por los que atraviesa Europa y los consiguientes requerimientos de fortalecimiento de capital que necesitan sus matrices. En efecto, algunos bancos europeos están reduciendo sus posiciones o, en otros casos, vendiendo unidades, como el banco Santander o el HSBC.

La posta la están tomando aquellos bancos locales de perspectiva más bien regional. La necesidad de acompañar a sus clientes en su proceso de expansión hacia otros países de América Latina obliga a los bancos a salir más allá de sus fronteras. «Ciertamente, cada vez hay más empresas multilatinas –que tienen participación en varios países de América Latina–, por lo que los bancos que las asisten en sus necesidades financieras apuntan a convertirse en bancos regionales», afirma Guerrero.

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