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18 de julio de 2013

Perú: cuando los emprendedores se hacen notar

Por: Carlos Escaffi 

Innovación, Emprendimiento, Star-Up, terminología novedosa, entretenida y dinámica que se está escuchando y repitiéndose con mayor intensidad en las aulas de nuestras universidades e instituciones de educación superior.

Pretender definir esta terminología, podría llevarnos páginas de páginas, por ello, me he permitido resumirla en la siguiente frase “creer en los sueños de nuestra gente”, sí, Creer. Difícil tarea cuando la confianza es percibida como un valor en extinción, pero en contraposición, destaco a las naciones que han construido sobre el pilar de la confianza, y al presentársenos el dilema ¿Creer o no Creer?, propongo que lo analicemos desde la óptica de la innovación, ¿Hacer o No Hacer?, apuesten por Hacer, aunque suene romántico el hacerlo.

¿Y dónde se gesta el Emprendimiento?, ¿dónde nace la Innovación?...Generalmente producto de una necesidad, también como consecuencia del incentivo, del amigo que te dice vamos, tú puedes, y del docente convencido, que exorciza los temores de sus alumnos y los invita a la aventura de la Innovación, en donde evidencia que el error se traduce en un intento por Hacer y que haciendo se aprende.

Puede ser que el término Innovación, sea percibido como reticente y/o alejado de nuestra realidad, pero la verdad que el innovador puede estar a la “vuelta de la esquina”, simplemente “que no se cree el cuento”, y necesita a alguien (amigo, docente, agencia gubernamental, etc.), que le demuestre que cualquiera puede presentar algún proyecto de interés, siempre y cuando dicha iniciativa genere algún impacto en el ecosistema de emprendedores – innovadores, y qué tipo de impacto debe dejar?, simple: experticia, el ¿cómo lo hiciste?, errores frecuentes, transferencia de conocimientos, que se traduzcan en una estimulación espontánea de una nueva corriente de emprendedores – innovadores.

¿Cómo creernos el cuento?...Recuerdo algunas inserciones de prensa publicadas en octubre del año recién pasado en diversos medios, en las que se mencionaba que el Perú figuraba entre los tres primeros puestos de países con mayor índice de emprendimiento, después de China y Chile, según el ranking que publica Monitor Global de Emprendimiento, entidad perteneciente al Babson College de EE.UU. y a la London School of Economics, dicha noticia no sólo constata que efectivamente, el espíritu del emprendimiento está presente transversalmente en la sociedad peruana, sino que evidencia la fuerza y aspiraciones de su gente por continuar “haciendo”, ello, a pesar de los innumerables procedimientos administrativos y regulaciones, que en algunos casos, parecieran estar destinados a desincentivar que facilitar el camino a la concreción del proyecto de emprendimiento.

Los que conocimos el Perú de los ochenta, noventa y el actual, podemos afirmar el cambio diametral en relación a la percepción de la evolución de la sociedad, en todos sus aspectos, desempeño económico, orden interno, acceso a servicios, etc.; hoy el grueso de la sociedad, desde el comerciante del emporio de Gamarra, el profesional que recurre a su auto para hacer taxi y así incrementar sus ingresos, así como también, el industrial, coinciden en una efervescencia optimista, no sólo por la evolución positiva de la economía del país, 6% en promedio , sino por el desempeño que han tenido sus empresas en la última década, dicha efervescencia se ha traspasado a todo nivel, desde los principales grupos económicos, hasta la Pyme que recién inicia operaciones. Y es que no les faltan razones para incrementar dicho optimismo, el peruano de a pie, como el ejecutivo, se sienten orgullosos del revuelo y posicionamiento que ha causado la gastronomía peruana en el exterior, así como sus atractivos turísticos nacionales, productos bandera (lúcuma, pisco, algodón, maca, alpaca, café, etc.).

Del ingenio a la Innovación…Durante el año 2000 conocí a don Abraham, un obstinado multi-oficios, muy eficaz en las tareas encomendadas, en cierta ocasión, le pregunté si podía componer una aspiradora, la respuesta de este personaje fue que no, pero que no me preocupara porque él podía “hacerme una”, siempre y cuando no estuviera dispuesto a comprar una nueva, sorprendido e incrédulo ante tal aseveración, le expresé mi conformidad, que más que serlo, era un reto implícito, le pregunté cómo, y don Abraham con una seguridad avasalladora, espetó: “mire, voy a Paruro en Lima, compro un tubo de un modelo antiguo de una aspiradora Electrolux, luego rebobino el motorcito y listo, le queda bien bacán!”

Esta anécdota, así como los mecánicos que adaptan motores japoneses petroleros en vehículos americanos gasolineros de ocho cilindros de los años sesenta – setenta, que cruzan raudos la Vía Expresa uniendo el centro de Lima con Chorrillos; la conversión de motos lineales en populares mototaxis, o, el caso inédito, conocido a través de diversos medios, en donde un neurocirujano de Huancayo, ante la carencia de instrumental adecuado, recurría al ingenio y utilizaba herramientas de ferretería para continuar atendiendo a sus pacientes, reflejan una casta de ingeniosos hombres con un tremendo potencial, que con conocimientos profesionales o empíricos, desarrollaron la capacidad de adaptarse a las circunstancias, de encontrar soluciones inmediatas ante necesidades imperiosas, evidenciando un ingenio reactivo y no proactivo, que aflora cuando se le invoca.

La tarea… Así las cosas, la labor a desarrollar para promover el emprendimiento, es lograr que la casta de mentes ingeniosas, “se la crean”, que se convenzan que pueden crear, una vez motivados estarán a un paso de convertirse en emprendedores y potenciales innovadores.

Pero no podemos olvidar, que para lograr ser innovador, no basta con sólo ser emprendedor, en esta fase se requiere un soporte, un marco institucional que contribuya a generar un cambio cultural, en donde los emprendedores perciban y se convenzan que el Estado cree en ellos, y ¿cómo el Estado logrará eso?, a través de un programa nacional potente, que convoque, incluya, motive y por cierto, invierta los recursos necesarios, los que redituarán en la generación de competitividad, crecimiento económico y porqué no?, inserción internacional. Demás está mencionar el apoyo e involucramiento de las instituciones de educación básica y superior, sector privado y sociedad civil.

Finalmente, sueñe, hágalo, equivóquese, vuelva a hacerlo… ah!, y sea terco, consígalo!.
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Carlos Escaffi es Catedrático y Coordinador de la asignatura de Marketing Internacional, en la Escuela de Negocios de la Universidad de Lima.


MBA AE

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