MUSUQ CHASKI NOTICIAS

Es muy bien conocida en la historia del mundo, la idiosincrasia de nuestro pequeño, valeroso y colosal pueblo de Israel, que resulta obvio e innecesario extendernos en sus virtudes. De sus defectos, ya se ocupan nuestros enemigos y lo hacen con vehemencia y hasta con repulsivo sadismo, que en más de una, provoca risa, como para no quebrarse en llanto.

Desde el comienzo de su existencia como pueblo, hace algo más de 5773 años, tuvo que someterse a las más duras pruebas que conoce el sufrimiento humano. Desde la imperiosa exigencia de tener que someterse a sacrificar a su único hijo Itzjak en el monte Moriá, el entonces, aún novicio patriarca Abraham, pudo quizás comprender lo que le depararía el destino a sus futuras generaciones que los llevó desde el hambre, a 210 años de esclavitud, la posterior huida de Egipto, los cuarenta años de desierto, la vergüenza de la idolatría, las rebeliones intestinas, las guerras con los Caananeos y los intrusos Filisteos, estos últimos arrojados desde Egipto, por el Faraón Ramsés III y posteriormente, albergados algunos de ellos por el Rey David, como útiles guerreros.

Es increíble y hasta milagrosa, nuestra deshilachada existencia, que ha pasado aún por el infierno mismo, de ser el sufrido, protagonista del más cruento Holocausto, ejecutado por las eternamente criminales hordas nazis, durante la Segunda Guerra Mundial.

Cuando allá, por el año 1947, la incipiente Organización de las Naciones Unidas, haciéndose eco de la expresión del ministro de Exteriores inglés, Sir Arthur James Balfour, quién cumplía estrictas órdenes de Su Majestad, el Rey George V, el 29 de noviembre de 1917, finalizada la Primera Guerra Mundial, le promete al Dr. Jaim Weizman y a Nahum Sokolov, pioneros seguidores del Dr.Herzl, en esa interminable búsqueda, de lograr esa tierra, en ese entonces ,administrada por Londres, para un hogar judío.

Estamos allí y seguiremos allí, pese a quien le pese

El milagro deriva, en que estamos allí y seguiremos allí, pese a quien le pese. Aún con la mitad de nuestro pueblo, rasguñando o perforando la tierra, laborando con el fusil o la ametralladora al hombro y aunque la otra mitad, aun en la diáspora, conforman la más tenaz, resistente e invencible retaguardia.

Como todos en el mundo, nadie dio una “puntada” sin hilo“, porque nunca dieron nada de lo suyo, dividieron nuestro territorio en dos estados, uno islámico y otro hebreo. El aceite y el agua, que nunca se mezclan.

No obstante, Israel, aceptó y soporta este tremendo desequilibrio de desigualdad cultural y en menos de 65 años, exhibe orgulloso ante el mundo su empírico edén, hoy admirado por el mundo entero, frente a sus belicosos vecinos, que solo piensan en derramar sangre, sin importarle aún la de sus propios hijos.

Por envidia, no han reconocido hasta hoy día, al refulgente Estado, no han asimilado su brillante progreso, no intentaron siquiera imitar en parte su cultura y ni qué hablar, su tecnología. No tienen en cuenta y jamás agradecieron a Israel, haber auxiliado a sus enfermos, ni aún a los terroristas de Hamás, cuando su jefe, mientras lazaban misiles contra indefensas poblaciones civiles del sur, sufre un ataque cardíaco, pide socorro a Israel, es auxiliado y salvado.¿Quién oyó que alguna vez haya acontecido algo similar, del otro lado? Apuesto lo que quieran, que nunca lo han leído, ni como “chiste”, en ningún medio, ni oral, ni escrito.

Cómo se puede convivir con estos vecinos

Le deslizo una sutil pregunta a todos los lectores: ¿Cómo se puede convivir con vecinos de esa laya? Pero les anticipo la respuesta: Sólo con la santa paciencia y la cultura israelí. Pero todo tiene un límite. También la mosca molesta al tigre...hasta que éste, lanza el mordisco.

Por otra parte y como “frutilla del postre”, acabo de leer en Aurora una muy bienvenida noticia, que bien vale la pena destacar. Los árabes católicos de Nazaret, hacen un llamado a ponerse del lado de Israel, sentirse orgullosos ciudadanos, sin reñir y sin culpar, lo que realmente me llena de emoción y de profunda alegría.

Esto es una verdadera noticia. Sinceramente los felicito, Israel siempre ha demostrado que se lo merece. Porque ya hay quienes comienzan a razonar. Ese gesto merece halago y apoyo, para que se difunda.

Hace poco tiempo, Israel, descubrió un importantísimo yacimiento gasífero, está muy bien conceptuado en el mundo. Pida créditos y los logrará, pero no sacrifique a su mejor herramienta, su pueblo. Es necesario cuidarlo, porque es el único que sacará al país del pantano.

Cabe destacar aquí, que se divisa en Israel, una gran franja de descontentos por desocupación, bajos salarios y altos impuestos.

Esa es tarea del Ministerio de Economía. Este desequilibrio, es siempre portador de malas nuevas. El Sr. Ministro, en sus promociones de campaña, no hablaba en el mismo idioma que habla hoy. Se hace imprescindible que no desvíe su ojo de este punto tan crucial. Es imperioso revertir este concepto y transformarlo en un triunfo de la sociedad, que es en definitiva a quien Ud. se debe, en el más breve lapso de tiempo. Para ello, trate de memorizar uno de mis aforismos: “Solo el éxito del prójimo, dará brillo a tu triunfo”.

Nadie ignora lo difícil que es, ser economista en un país que es permanentemente acosado por vecinos enemigos, poderosos y con regímenes en constante alteración.

También todos saben el alto costo que implica el estado bélico que debe mantener y contar con la defensa más sofisticada, frente a enemigos tan poderosos y traicioneros, ante los cuales Israel, siempre fue vencedor.

El General San Martín, conocido vencedor de muchas batallas y libertador de América Latina dijo: “Para los grandes hombres... se han hecho las grandes empresas”.

Ud. es hoy uno de los grandes de Israel.

Mi envalentonado orgullo, de ser también ciudadano israelí, me ha convencido que el país nunca se duerme, ni jamás abandona a sus ciudadanos, ni jamás deja de buscar las soluciones más positivas y beneficiosas, está entre los primeros del mundo en socorrer a los alcanzados por alguna catástrofe y descuento como seguro, que hallará las soluciones que hoy lo aquejan.

AURORA