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5 de agosto de 2013

"los peruanos no debemos tener miedo al éxito”

El economista Alberto Verme, estuvo en Lima recientemente para participar como expositor principal del Foro Perú Banking Day, organizado por El Dorado Investments, y conversó en exclusiva con América Economía-Perú.

-América Latina ha vivido una década de crecimiento. ¿La región ha ganado terreno como economía en el mundo?

-Sí, de manera mayúscula, y el Perú ha sobresalido. A veces nos olvidamos en dónde estábamos. El Perú ha sido el más disciplinado en aplicar las reformas que se plantearon hace veinte años. Primero, diversificamos los destinos de las exportaciones. Segundo, cambiamos el rol del Estado, que hace dos décadas era el principal productor de bienes y el más relevante proveedor de servicios, y hoy ya no es así. Tercero, no había ahorro interno, y hoy lo hay. Me enorgullece que los fondos privados de pensiones representen el 20% del PIB. Antes era cero. ¿Cómo nos deberíamos sentir hoy respecto a hace veinte años? Mejor. Si nos pusiéramos una nota del 0 al 20, tendríamos 15.

-Muchos dicen que el camino ideal hacia el desarrollo es el que tomaron los países asiáticos emergentes hace veinte años. ¿Qué opina al respecto?

-La respuesta se las daré en varias dimensiones. Primero, voy a contarles una experiencia personal. Cuando era joven, trabajaba en el Banco Mundial y un viernes mi jefe me pide que le lleve un documento al presidente del BM, Robert McNamara. Me temblaban las manos. Fui a su oficina y se lo entregué. Antes de salir me preguntó “¿de dónde eres?”. “Soy latinoamericano”, respondí. “Ustedes son tontos”, me dijo. “¿Por qué?”, respondí. Entonces me explicó: “Es la típica dicotomía entre desarrollo y crecimiento. Imagínate que hoy nace un niño en América Latina al mismo tiempo que en Asia. El latinoamericano va a crecer más rápido porque ustedes son más ricos en recursos, mientras que el otro despacio porque los asiáticos no tienen riqueza. Ellos, sin embargo, ahorran lo poco que ganan y lo invierten en su gente. El latinoamericano, por características y tradición, lo ganado lo va a malgastar. Llegados a los 25 años, solo los asiáticos se podrán desarrollar, ya que hablan varios idiomas y tienen otros conocimientos. Hazme un favor, Alberto, a tus países diles que, además de sus recursos naturales y humanos, necesitan capital y tecnología”. Esta conversación me marcó la vida para identificar mi misión. 

-¿El Perú está en ese camino?

-Lo más sencillo sería decirte que no sé, pero vengo al Perú unas cuatro veces al año y me llevo una buena impresión. Hay nerviosismo por la coyuntura internacional. Creo que como sociedad somos un poco autodestructivos: cuando la felicidad se nos acerca, creemos que es de otro. Si definiéramos cuáles son los cinco sectores en los que se debería seguir sobresaliendo, sin cambiar de modelo económico, estos serían: minería, energía, pesca, agroindustria y turismo. Además de eso, debemos invertir en educación, salud e infraestructura. Y si nos convencemos de que la responsabilidad de los peruanos es la pobreza, este país tendrá todas las condiciones para salir adelante.

-Como país no invertimos en innovación, industria y educación. ¿Se ve desde afuera que esto puede cambiar en el corto plazo?

-Yo por naturaleza veo el vaso medio lleno. Soy positivo. En el tema educación hace veinte años, por ejemplo, la mayoría de nuestra fuerza laboral se concentraba en el tema agrícola. Hoy eso se mantiene. Si nos proyectáramos para los siguientes veinte años debería haber más gente capacitada para otras disciplinas. En vez de conocimiento bruto, prefiero la capacitación. He visto con muy buenos ojos hoy –y por eso el vaso medio lleno– todas las escuelas de capacitación técnica. Gastón Acurio nos ha mostrado lo que se ha conseguido en capacitación culinaria. Hay que aplaudir ese esfuerzo.

-Por su trabajo usted continuamente conversa con inversionistas de todo el mundo. ¿Cómo nos ven fuera?

-Si comparo al Perú con otros países, me pico y me molesta. Me molesta que, debido al contexto internacional, el mundo mire a un grupo de países en los que el Perú no está. Estos son Corea del Sur, Malasia, Indonesia, Turquía, Polonia, Nigeria y México. Me pico porque creen que nuestro crecimiento no es sostenible.

-¿Y por qué creen eso?

-Porque el Perú depende del ahorro externo, y tienen razón. Cuando se nubla la confianza, todo se tambalea. Mi respuesta cuando me dicen eso es: ¿Cómo estábamos hace veinte años y dónde estamos ahora? ¿Dónde vamos a estar en el futuro? Yo siempre digo que se deben invertir en los cinco sectores estratégicos que te mencioné. A los que quieren invertir en turismo les digo: este hotel donde estamos [la entrevista se realizó en el Marriott] no existía hace veinte años. Vamos a construir veinte de estos en Lima. ¿El aeropuerto de Chincheros no existe? Yo les digo que vamos a tener el mejor aeropuerto del mundo. ¿Qué pasa con el sistema de transporte de Lima que tanto molesta? No se preocupen –les digo–, vamos a tener el mejor metro del mundo.

Otro sector estratégico en el Perú –le digo al inversionista– es el minero. Ellos me dicen que si el pronóstico de China baja, es indudable que el precio de los metales bajará. Eso es cierto. Sin embargo, les digo que evalúen los costos en efectivo de las mineras peruanas. El oro tendría que bajar en 50% para empatar, el cobre 40% y el zinc 30%. ¿Hay otro país del mundo donde esto se dé? No lo hay. Existe la probabilidad de que China se desacelere, sí, pero yo no le adjudico más de 30% de probabilidad.

-Vayamos al tercer sector: la energía.

-El Perú no es un país que importe energía. No existe un país que exporte los mismos volúmenes de materias primas que sea autosuficiente de energía. Nosotros lo somos. Cuando estoy con los ingleses les digo sobre su plato fish and chips (pescado frito y papas) “no sé quién habrá inventado el fish, pero las chips son nuestras”. Cuando estoy con los rusos les digo “no me digan salud. Díganme gracias por haber inventado las papas con las que se prepara el vodka”. Tradicionalmente hemos sido agrícolas, ahora somos agroindustriales. En cuanto a la pesca, no hay manera de que la gente deje de comer lo que producimos en nuestro mar. Por estas razones, yo soy muy positivo no solo ante las preguntas que me hacen ustedes, sino también a las que me hacen los inversionistas.

-De acuerdo, pero, ¿un modelo tan ligado a las materias primas es sostenible?

-No hay modelo ideal. La Universidad de Harvard hizo un análisis de los patrones de crecimiento de cien países en diferentes décadas para ver si había manera de extrapolar una década con otra. ¿Sabes cuál fue la correlación? Cero. El Perú depende de las materias primas. Debemos de diversificar, sí. Lo vamos a hacer. El problema es que toma tiempo. Debemos generar bienes y servicios. Uno no puede depender de servicios sin contar con los bienes. Primero debemos crear bienes. Para ello debemos invertir. Sin invertir, no se genera riqueza. Sin generar riqueza, no puedes generar empleo. Sin generar empleo, no puedes generar ingreso. Sin generar ingreso, no puedes generar servicios. Esas son las etapas.

Pongamos un ejemplo. Mencioné a Corea del Sur como una de las estrellas. Resulta que los problemas que ellos tienen son los que tendremos nosotros. Todos quieren educación y sistemas de salud privados. Estos no existen. Ellos se olvidaron de planificar hace veinte años que la población –que era joven– iba a ser más rica. Hace dos décadas tenían el mismo ingreso per cápita que nosotros (entre US$12.000 y US$15.000). Ahora tienen US$35.000. Cuando llegas a eso, sientes que tu casa en San Juan de Lurigancho vale cuatro veces de lo que vale ahora, por ende mi nivel de consumo psicológicamente ha subido, y yo quiero para mis hijos el mejor nivel de educación y salud. Lo nuestro es una evolución.

La ambición debería ser generar bienes y servicios. Pero por ahora, y te lo digo con contundencia, el modelo nuestro es invertir en educación, infraestructura y salud. Y para invertir hay que ahorrar. Y como no tenemos suficiente ahorro, tenemos que depender del ajeno. Entonces hay que atraer inversión extranjera directa a través de bonos, renta variable y estrategias.

-¿Por cuántos años más debemos de aplicar ese modelo?

-Por lo menos diez años. Mi ambición es que el país avance 6% por año. Esto implica que dentro de diez o doce años duplique su riqueza. Y si se da ese 6% anual, dentro de ochenta años habremos multiplicado por cien la riqueza del Perú. Y el país se puede dar ese lujo porque hay muy pocos que esa arquitectura geológica con energía, materias primas, turismo y una sociedad de consumo autosuficiente. El nivel de confianza que tengo respecto del Perú es total, y me pica que dentro de esta nueva categoría de países [para invertir] no se le considere. Y no se le considera porque el peruano tiene un problema: no se la cree. Primero, como conjunto tenemos un complejo de inferioridad. Segundo, creo que ese temor al éxito sí nos frena. Tercero, nos creemos sabelotodo. Los treinta millones de peruanos creemos que sabemos todo. Y cuarto, el yo. El Perú va a cambiar cuando los peruanos asumamos que el yo no existe. Hay que reemplazarlo por el nosotros.

-La volatilidad que afecta al mundo en las últimas semanas ¿le pega fuerte al Perú? ¿O estamos un poco paranoicos?

-Dos cosas. Hay que concentrarnos en lo que controlamos, que es lo interno. Los factores externos no los controlamos, pero hay que estar atentos a ellos. Segundo, creo que los mercados han sobrerreaccionado. Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo, dijo hace un año [ante la crisis europea]: “no se preocupen, yo haré lo imposible en caso de que sea necesario”. Y no ha tenido que hacer nada. Pero gracias a esa afirmación, el mercado europeo se ha mantenido estable. Ben Bernanke no debe haber dormido dos meses pensando ¿Qué digo ahora? E hizo lo mismo: “Tranquilos. Esto va fenomenal. La economía americana nunca ha estado mejor. El sector inmobiliario es transparente, el sector corporativo muy bueno, el sector bancario está saneado, nunca ha estado tan barato el precio de la energía del dinero y el precio laboral. Y no tengo ningún indicador inflacionario que me diga lo contrario. Pero les anticipo que en 12 meses este sistema de comprar bonos por US$ 85.000 millones al mes será retirado y que probablemente en 18 meses voy a ajustar la economía porque me parece lo más prudente”. Yo también hubiera dicho eso. Por ello creo que el mercado ha sobrerreaccionado a estos temblores.

-¿Cuándo empezará a moverse Europa?

-Gran pregunta. No lo sé. Yo vivo en Europa y me da lástima. El tema te lo explico con un ejemplo que es la flexibilidad de la economía americana respecto a la europea. Imagínate que Detroit, que vive del sector automovilístico, esté padeciendo una crisis, y que Houston, que es del sector energía, esté en bonanza. El Gobierno de EE.UU. tiene la flexibilidad de mover recursos laborales de Detroit a Houston. A 100.000 o 200.000 personas. Además tiene la facultad de adjudicar recursos financieros a Detroit para levantarla. Tiene la facultad de bajar los impuestos en Detroit y subirlos en Houston. Te acabo de mencionar cuatro factores que Europa no tiene: la flexibilidad de devaluarse, la flexibilidad de recursos, la flexibilidad laboral y la flexibilidad tributaria. Ese es el problema que tenemos en Europa. [Bajo ese contexto] te diría que es racional que uno de cada dos estudiantes en España no consiga empleo. Creo que [el estancamiento económico] tiene para unos dos o tres años más de tránsito.

-¿Cómo ve a a China en particular?

-Si la gente piensa que crecerá 7%, yo le voy a 6%. Cuando me dicen si he ido a China a contrastar estos datos, les respondo que “ese es el problema; lo he hecho”. Y les he preguntado si les molesta que haga un examen ácido y le pongo 5% a China, me dicen que tengo razón. Me explico, luego de China, fui a Australia, donde hay un desarrollo de mineral de hierro y gas licuado impresionantes. No fui solo a Melbourne, sino también a Adelaide, Perth y Sídney. Viajé por todo el país para lograr veracidad y regresé más pesimista de lo que había ido. La moneda australiana es triple A, como Canadá o EE.UU. pero el rendimiento era 4%. O sea, todo el exceso de fondos que tenías en Rusia o en Medio Oriente estaba siendo invertido en moneda australiana. La presencia de la moneda apreciaba el empleo. Y todos estos grandes proyectos, por el empleo muy apreciado, dejaron de ser rentables. Aparte, por la reducción de la demanda China, dejaron de ser rentables. Con esa información regresé a Londres y dije: “Muchachos, hagamos un análisis. Todos estábamos pronosticando que la economía americana crecería 2%, Europa 0% y China en el best case 7%. ¿Por qué no cambiamos a la economía americana a 3%, Europa la mantenemos en 0% y China en 6%”. Ningún banco lo ha hecho. Yo sí. Y por eso me siguen cuestionando. Por eso no te quiero decir agresivamente que va a ser 6%. Pero cuando regrese de China en agosto te puedo decir “I have bad news”.

La carrera de Verme. Alberto Verme es chairman banking de Europa, Medio Oriente y África (EMEA) desde noviembre de 2011. Desde 2009 hasta 2011 Alberto compartió el puesto como CEO de Europa, Medio Oriente y África con Bill Mills. Como CEO de EMEA se concentró en 18 países del centro y este de Europa y del Medio Oriente. Previamente, fue co-head of Global Investment Banking y miembro de Institutional Clients Group Management Committee and Investment Banking Operating Committee. Entre 2001 y 2004 fue head of Global Energy, Power and Chemicals Investment Banking.

En 1994 se unió a Salomon Brothers y trabajó como head. Luego en 2001 fue chairman de Investment Banking Group para Citi Latinoamérica.

Antes de 1994, trabajó para Metallgesellschaft AG como presidente de MG Global Capital en Londres. De 1983 a 1992, trabajó para The First Boston Corporation. Asumió el cargo de co-head de Mercados Emergentes entre 1988 y 1990 y como director y head de España entre 1990 y 1992. Inició su carrera en el Banco Mundial en 1979.

Recibió un B.A. (Bachelors Associate) en Economía de Denison University en 1979 y un MBA en Columbia Business School en 1984. Pertenece al Business Development Committee, el Global Consumer Council, el Citi Foundation Board of Directors, Bank Handlowy w Warszawie S.A. Board of Directors en Polonia, Citibank A.S. Board of Directors en Turquía, U.S.A.-Egipto, U.S.A.-Russia y U.S.A.- Arabia Saudita Business Council Boards, Columbia Business School London Advisory Board y Columbia Business School Board of Overseers in U.S.A.

Pasón por el fútbol. El avión de Alberto Verme parte en pocas hacia Europa y luego de cuarenta minutos de conversación pide terminar la entrevista para contar con un momento más con su familia. No obstante pedimos unos minutos para hablar de fútbol, deporte que lo apasiona y del cual conoce mucho al punto de haber asesorado al ruso Román Abramóvich para comprar el Chelsea y ser hincha acérrimo del Atlético de Madrid.

-Usted es un apasionado del fútbol. Román Abramóvich, dueño del Chelsea, es su amigo y es socio de varios clubes. 

-Sí, pero mi equipo es la selección peruana. Tuve la ventaja de nacer en un hogar futbolero. Mi madre, de Chincha, cuna de campeones, y mi padre nos reflejaron el amor más amplio al fútbol como deporte. Mi padre era del Real Madrid. Y cuando se me presentó la oportunidad de abrir una oficina bancaria en Madrid, me dijo “por favor, tienes que ir al Bernabéu”. Antes de hacerlo, yo iba a la tribuna sur, con congas y una peluca que ya te imaginarás, y no me gustó lo que vi. Como Hugo Sotil jugaba en el Barcelona, fui al Camp Nou y tampoco me gustó. Y un domingo fui a orillas del río Manzanares y me enamoré del Atlético de Madrid. Dentro del mundo del fútbol me muevo en de las dimensiones que se me ocurren.

Abramóvich es mi hermano del alma. Nos hemos ayudado en una serie de cosas. Lo mismo que los dueños del Manchester City. Vemos si debemos comprar al Kun Agüero. Cuando estoy en Madrid, me reúno con Florentino Pérez para hablar de fútbol. Pero mis dos hermanos son Enrique Cerezo y Miguel Ángel Gil. Si van a poner una línea de estas, lo que más me emociona del fútbol es la camiseta rojiblanca peruana, y dentro de eso el Atlético de Madrid es mi alma.

¿Y ha logrado vincular ese apasionamiento por el fútbol con su trabajo?

-Totalmente. Cuando mis padres me decían “hay que saber perder”, yo lloraba más. Soy picón por naturaleza. Mi vida es un partido de fútbol, y lo que hay que identificar es tu posicionamiento en el terreno de juego, pero lo más importante siempre es la presencia de un líder, y además de un líder, una mentalidad campeona. ¿Al peruano qué le falta? Nada en cuanto a recursos, condiciones y al ambiente. Creo que le tenemos un miedo al éxito. Cuando estamos en la sala viendo a la selección ganar en el minuto 92 nos ponemos nerviosos y decimos ¿cómo es posible que estemos por ganar? Hay que acostumbrarnos a eso. Y si lo logramos, las condiciones aquí son mágicas.

AE.

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