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El Ejecutivo, claramente vertebrado en torno al partido nacionalista Al Fatah, tiene 24 ministros y dos viceprimeros ministros: el que fuera ministro de Exteriores en el Gobierno de unidad nacional de 2007, Ziad Abu Amr, y el responsable del Fondo Palestino de Inversión, Muhamad Mustafa, que se encargará de los asuntos económicos.

Ocho de los ministros son nuevos y sólo tres son mujeres, provenientes del anterior Ejecutivo.

Los ministros musulmanes juraron sobre el Corán, mientras que los cristianos lo hicieron sobre la Biblia.

Se trata del decimoquinto Ejecutivo desde el nacimiento de la AP en 1994, a raíz de la firma de los Acuerdos de Oslo con Israel.

Hamdallah, nombrado por el presidente Abás, dejó claro en su primera entrevista, un día después, que su Gobierno "será una continuación del anterior" con vistas a la materialización de uno de unidad nacional articulado en torno a las dos principales facciones palestinas, las enfrentadas Al Fatah y al grupo terrorista islámico Hamás.

La designación del Hamdallah, hasta entonces rector de la Universidad A-Nayah de la ciudad de Nablus (norte de Cisjordania), fue bien vista por Estados Unidos, pero despertó las críticas de Hamás.

Hamás, alega que su gobierno en Gaza es la verdadera AP por haber ganado las últimas elecciones legislativas palestinas (2006), ve "ilegal" el nombramiento de Hamdallah, que está próximo al partido nacionalista Al Fatah, que lidera Abás.

Hamdallah sustituye a Salam Fayad, que presentó su dimisión el pasado abril y ostentaba el cargo por decreto presidencial desde que Hamás se hizo con el control de Gaza, en junio de 2007.

Nacido en 1958 en la ciudad de Anabta, en el norte de Cisjordania, Hamdallah es licenciado en Lingüística por la Universidad de Manchester (Reino Unido) y ha encabezado importantes comisiones al frente de instituciones palestinas, como el Comité de Dirección de la Unión de Universidades Islámicas, además de haber sido vicepresidente del Grupo de Universidades Mediterráneas en España.

El Gobierno jura en un momento muy delicado, con la AP inmersa en una profunda crisis económica y de credibilidad ante sus ciudadanos.

También lo hace a días de que su presidente decida si cede a las presiones de EEUU y reanuda un diálogo de paz con Israel sin condiciones previas. La Autoridad Palestina exige ahora no sólo que detenga la construcción en los asentamientos (una condición que nunca antes había impuesto para avanzar las negociaciones – hasta el gobierno del ex primer ministro Ehud Olmert-) sino que de antemano acepte la creación de un Estado en las líneas de armisticio anteriores a 1967.

Abás condiciona desde hace meses el regreso a la mesa de negociación al cumplimiento de estos dos puntos, sin ofrecer nada a cambio. El Gobierno de Jerusalén considera que esos puntos deben tratarse durante las negociaciones. 

EFE/Aurora