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14 de junio de 2013

Claves para entender el proceso electoral iraní

Aunque el campo de los candidatos puede ser limitado, el resto del mundo todavía puede aprender mucho a partir de las elecciones presidenciales del 2013 en Irán.

En primer lugar, el índice de participación en las urnas indicará cuántos iraníes todavía tienen un interés en la única teocracia moderna del mundo. El gobierno está absolutamente obsesionado con el número de personas que votarán para demostrar que todavía tiene un mandato público. La votación se ha convertido casi en una cuestión existencial para los clérigos gobernantes.

“Un voto por cualquiera de los ocho candidatos es un voto a favor de la República Islámica y un voto de confianza en el sistema y el proceso electoral”, dijo el líder supremo, el ayatolá Alí Jamenei, en un llamamiento público el 4 de junio. 

En segundo lugar, la reacción a los resultados indicará si el público considera al propio proceso de las elecciones legítimo. No es un pequeño problema. Muchos iraníes creen que los comicios presidenciales de 2009 fueron un fraude - y que el presidente Mahmoud Ahmadinejad no fue realmente reelegido. La reacción provocó el mayor reto al régimen iraní desde la revolución de 1979. 

Durante los siguientes ocho meses, millones de personas se congregaron en ciudades de todo Irán para impugnar los resultados - “¿Dónde está mi voto” preguntaban. El régimen uso la fuerza brutal, hubo miles de detenidos, y se realizaron juicios sumarios para acabar con la nueva oposición del Movimiento Verde.

En 2013, el régimen ya ha visto señales de descontento, incluso antes de la votación. El 4 de junio, miles de personas convirtieron el funeral del ayatolá Jalaluddin Taheri, en una manifestación antigubernamental en Isfahan. Taheri había sido el líder de oración del viernes en Isfahan. Había criticado anteriormente el régimen de corrupción y finalmente renunció al cargo. 

En su funeral, los partidarios gritaban “muerte al dictador”, en referencia al líder supremo y grito de guerra desde el 2009. Otros gritaban “Mousavi y Karroubi libres”, los dos candidatos presidenciales reformistas en 2009 y co-líderes del Movimiento Verde.

El régimen admitió públicamente su preocupación por el día después de la votación. El 4 de junio, el líder supremo acusó a potencias extranjeras no identificadas de estar conspirando para fomentar la “sedición”, después de la votación.

En tercer lugar, el nuevo presidente - si la elección es creíble - puede indicar quién está capturando la imaginación del público. Los iraníes sorprendieron al mundo y a ellos mismos - en la elección de en 1997 y en 2005. Los favoritos del régimen fueron derrotados en ambas encuestas.

En una sorprendente victoria, las elecciones de 1997 llevó al poder a Mohammad Khatami, un purgado ex ministro de cultura que fue director de la Biblioteca Nacional. La votación marcó el comienzo de la era de la reforma.En 2005, la segunda vuelta se define como una batalla entre “el turbante y el sombrero” - o un clérigo contra un laico. Ayatolá Akbar Hashemi Rafsanjani, un ex presidente, iba en contra de poco conocido intedente de Teherán, Mahmoud Ahmadinejad.

Por primera vez desde los primeros días de la revolución, un clérigo no ganó. La votación fue ampliamente interpretada como un rechazo público del monopolio clerical de poder - más que como un apoyo abrumador a Ahmadinejad.

A causa de controversias del pasado y la paranoia del régimen, la lista de candidatos en 2013 ofrece poca variedad - sin duda menos que en cualquier elección desde la revolución. Incluso el ex presidente Rafsanjani fue descalificado -, junto con otros 670 candidatos.

Pero los ocho candidatos, todos ellos fervientes defensores de la revolución y el gobierno islámico, tienen sus diferencias. Los debates televisados se han visto destellos de desacuerdos sobre economía, censura, libertad académica y derechos de las mujeres.

La elección también nos dirá cosas acerca de la clave del futuro de Irán y su desproporcionada población joven. Debido a la agresiva campaña que el régimen islámico mantuvo en los 80' animando a las familias a tener hijos, su población casi se duplicó. Hoy en día, alrededor de dos tercios de los 75 millones de habitantes de Irán son menores de 35 años. Aún más sorprendente, casi la mitad de los votantes tienen menos de 35.

Los jóvenes también se enfrentan a la más amplia gama de desafíos en la sociedad iraní, como la falta de acceso a la educación superior y la grave escasez de viviendas o el aumento del desempleo o el subempleo. 

Al final, el presidente de Irán no tiene el poder ejecutivo real. Jamenei - irónicamente, él mismo un ex presidente - todavía domina el proceso político. El líder supremo de Irán tiene un veto virtual sobre casi todo.

Sin embargo, el presidente es importante en Irán. Su administración influye fuertemente en el tono de la política, la economía y las atmósferas culturales.

Khatami, permitió el florecimiento de una prensa independiente, un menor número de restricciones a las mujeres, y la expresión cultural más amplia en las artes durante su presidencia. Habló de derribar el “muro de desconfianza” con el mundo exterior e introdujo la idea de un diálogo entre las civilizaciones en las Naciones Unidas. También trajo a muchos otros reformadores con sus propias ideas sobre maneras de expandir a Irán.
En cambio, Ahmadinejad, puso en puestos clave a muchos funcionarios de sus días en la Guardia Revolucionaria durante la guerra con Irak. Su ayudante más cercano es un pariente.
Así que este voto contará. A pesar de la gran cantidad de restricciones en la elección, los iraníes podrán indicar mucho sobre lo que están pensando en un momento particularmente importante en las relaciones de Teherán con el mundo exterior.

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