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18 de octubre de 2013

Samuel Urrutia, presidente de la CEAL: “el siglo XXI es la era de América Latina”

La IX versión del Encuentro Empresarial Iberoamericano, donde se reúnen los empresarios más destacados de la región y la península Ibérica y que este año es organizado por el Consejo Empresarial de América Latina (CEAL) encuentra a América Latina en un punto de inflexión: el boom de precios de los commodites, abundantes en la región, comienza a alejarse y los mercados desarrollados empiezan lentamente a recuperarse.

Pero los frutos que dejó ese buen momento generó grandes oportunidades para los países y las empresas multilatinas, dice Samuel Urrutia, presidente Internacional de la CEAL. “No hay duda que estamos en el siglo de América Latina, como lo fue el último tramo del siglo XX para los dragones asiáticos”. A continuación, más detalles de la visión de quien también se desempeña como CEO del Grupo Semusa Corp y que estará presente en el III Foro Multilatinas organizado por AméricaEconomía.

- Ahora que se está recuperando Europa y Estados Unidos, ¿cuáles son las perspectivas América Latina en los mercados internacionales?

- Es evidente que ante la recuperación de las grandes economías tradicionales como la de Estados Unidos y Europa, los mercados desarrollados se hacen más atractivos en cuanto a rentabilidad y seguridad para invertir, por lo tanto, los inversionistas están saliendo de los mercados emergentes. Esto, nos da menos posibilidad para la inversión directa extranjera, para nuestra bolsa y para invertir en los proyectos de Latinoamérica.

- Sin embargo, la recuperación de la demanda de Estados Unidos actuará como un estímulo a las economías más vinculadas a ese país, tales como México y América Central.

- Por otra parte, la desaceleración china es un fenómeno que hay que evaluar a medias, porque se trata de una reducción del crecimiento anual del PIB de un promedio de 10% cerca de 7%. Es aún bastante fuerte y mantiene precios de commodities a niveles que propician ingresos atrayentes para los exportadores, como América del Sur.

Desde otro punto de vista, la lenta expansión de la economía mundial presenta algunas perspectivas interesantes para América Latina que, luego de ser considerada como una de las regiones más olvidadas, hoy se abre como una posible reactivadora.

-¿Podrían verse complicadas las finanzas de la región si se revierte la entrada de capitales?

- La mayoría de los países se ha preparado y cuentan con buenas reservas internacionales y niveles relativamente bajos de deuda externa. Hoy en día este bloque de países ha demostrado carácter y empeño para sortear las turbulencias financieras, incluso creciendo a importantes niveles económicos como el caso de Panamá y Chile.

Por otra parte, el empuje del fenómeno de las multilatinas sigue consolidándose como una vía de expansión del empresariado latinoamericano. Se nota un reequilibrio en los esquemas tradicionales de mercado cuando los países latinoamericanos han convertido la crisis en la Unión Europea y Estados Unidos en una oportunidad para conquistar nuevos mercados a través de la adquisición de nuevas empresas, inversión o alianzas.

- ¿Qué aspectos cambiaron en los últimos años en América latina que la favorecen?

- Hay dos muy atractivos para las inversiones en América Latina: primero, el aprovechamiento de la demanda local, y en segundo lugar, beneficiarse de las ventajas competitivas regionales.

La última década hubo una auténtica revolución social latinoamericana, con la inclusión de decenas de millones de personas en la clase media y con padrones de consumo de masa. Tan sólo en Brasil se estima que en los últimos 15 años, 40 millones de personas dejaron de ser pobres y pasaron a ser clase media. Igual fenómeno se dio con la miseria extrema, que poco a poco pasan a ser pobres, con algún consumo estable. Es un hecho histórico de profundas consecuencias en el largo plazo, porque ofrece al mundo un contingente nuevo de consumidores con patrones occidentales, sedientos de tener acceso a bienes antes inalcanzables. A esto se une una expansión de sistemas de crédito, mientras se observa la retracción demográfica y de consumo de masa en los mercados envejecidos y en crisis.

Otros datos regionales atractivos para los inversionistas son, por ejemplo, que las necesidades de financiamiento para infraestructura en la región ascienden a 7,9% del PIB, es decir, US$286.000 millones anuales, según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe , CEPAL, y se estima que los mercados urbanos representarán un potencial de más de 300 millones de consumidores con un ingreso que podría ascender a los US$20.000 per cápita en menos de 15 años, de acuerdo a “ThekeytoLatin American growth”, de McKinsey.

- ¿Qué puede y debe hacer América Latina para mantenerse atractiva a los capitales extranjeros?

- Lo que hace falta a Latinoamérica es un mayor grado de institucionalización y continuidad e las reglas que orientan a los inversionistas locales y externos. Hay un pequeño grupo de países que han adoptado reformas institucionales muy sólidas y consistentes, tales como Chile, Costa Rica, Uruguay. Por ese mismo camino ahora siguen Colombia, Perú, Panamá, México, tal vez se pueda postular República Dominicana y Paraguay en dirección. No obstante, persisten bolsones de populismo que dañan la percepción de riesgo de la región y traban iniciativas comunes a toda la colectividad latinoamericana.

Nuestra región reconociendo que somos economía en desarrollo, tenemos un riesgo mayor, por lo tanto debemos ofrecer un mejor retorno y ser, sobre todo, innovadores. América Latina tiene recursos naturales, profesionales capacitados, una institucionalidad creciente y con aprendizajes de sus errores del pasado, y de los que se están cometiendo hoy otros países.

No hay duda que estamos en el siglo de América Latina, como lo fue el último tramo del siglo XX para los dragones asiáticos. El estímulo al capital extranjero se consolida en la medida que mantengamos políticas a largo plazo, esfuerzo de inversión pública y aumento de la capacidad de ahorro que solamente se logra trabajando en conjunto el sector público y privado.

Nosotros, desde el Consejo Empresarial de América Latina (CEAL), seguimos promoviendo esta alianza estratégica porque estamos seguros que el empresariado sigue siendo la base de la integración regional. Una integración regional que impulsamos hace 23 años, cuando se fundó CEAL, y que busca reorganizar a la región y crear mercados internos suficientemente grandes para facilitar el desarrollo de las economías nacionales.

- ¿Qué papel tendrá Asia, especialmente China e India, en las economías latinoamericanas en los próximos años?

- La capacidad de financiar las inversiones, de ser socios o clientes de nuestros productos sigue siendo relevante, pero es obvio que para estos mercados con su propio desarrollo están mirando más hacia adentro. China e India han disminuido sus crecimientos y el apetito de inversiones es más bajo. El consumo de materias primas ya empieza a ser más bajo, haciendo caer nuestras exportaciones y, por lo tanto, los precios de las transacciones con ellos. Es probable que China siga jugando un papel cada vez más permanente e influyente en la región, posicionándose como un jugador al nivel de los tradicionales EE.UU. y Europa.

Lo de China se trata de posicionamiento estratégico estatal de ocupación de espacios y temas de seguridad nacional, en energía, alimentos y minería. Estos sectores comienzan a mostrar una ralentización, lo que en alguna medida puede impactar a economías latinoamericanas como Brasil, Perú y Chile, donde China es uno de sus principales socio comerciales.

Como lo ha manifestado el CEPAL, es el momento que América Latina madure su relación comercial con China y sean socios estratégicos con mayores beneficios para ambas partes.

En los últimos tres años la Inversión Directa de China en la región creció 29% anualmente y América Latina incrementó la participación en la inversión de ese país de 13% a 21%. América Latina debe aprovechar para exportar tecnología, innovación y conocimientos que refuercen a nuestros mercados locales.

- ¿Qué rol jugarán los empresarios regionales ante esta nueva realidad y sus desafíos?

- Tienen que jugar un rol atrevido: seguir adelante con sus iniciativas, aprovechar las posiciones que queden vacantes y la posible bajada de precios de las acciones o activos productivos.

Los empresarios regionales de Latinoamérica tienen el conocimiento, la creatividad, la agilidad y hasta el ADN para la adversidad y obviamente conocen la región más que inversionistas o empresas de otras latitudes.

Hay que fomentar alianzas con otros empresarios de la región. Una red de socios en los mercados les da una ventaja de unificación cultural, mantienen la filosofía local o regional y al mismo tiempo que ganan escala de mercados.

Existe una enorme carencia de atención a las demandas sociales y de provisión de bienes públicos, tareas típicas del Estado, a las que las alianzas público-privada pueden colaborar, acelerando proyectos pendientes en infraestructura, educación, aguas, etc.

El empresariado es la base de la integración regional y pieza clave para impulsar un desarrollo sostenible de nuestros pueblos. La organización y la participación activa del sector privado en la toma de decisiones de nuestros gobiernos ayudarán a lograr este objetivo, pero es sin duda un trabajo en ambas vías.

- ¿Cómo abordará la CEAL el actual escenario regional en el Encuentro Empresarial Iberoamericano?

- Este nuevo escenario nos llama a un momento de reflexión, por ello el CEAL acogió la organización, este año, del Encuentro Empresarial Iberoamericano que son espacios de debate que promueve la Secretaria General Iberoamericana con el objetivo de ofrecen a las Cumbres Iberoamericanas de Jefes de Estado y de Gobierno una perspectiva empresarial tanto de la realidad económica de la región, como de los retos y oportunidades sociales que impulsan el crecimiento.

Hemos diseñado una agenda vinculante para que más de 200 empresarios destacados de la región revisemos los temas de integración, expansión, emprendimiento y desarrollo sostenible, desde la visión del sector privado.

Del encuentro de dos días saldrán un informe de conclusiones directas y factibles que serán presentadas a la Cumbre de Jefes de Estado y que nos permitirá precisamente trabajar en equipo para alcanzar los objetivos trazados.

- ¿Sacó buen provecho América Latina de la época de bonanza que tuvo?

- Cada quien cuenta la historia dependiendo de cómo le fue en la fiesta, muchos países y empresas hicieron buenos negocios y se logró una buena tasa de crecimiento de la inversión extranjera masiva en nuestra región y sin duda fue positiva.

Pero, pensando en largo plazo, siempre le he tenido miedo a las grandes fiestas de excesos, vacas gordas no basadas en una creación de largo plazo que nos haya creado una capacidad productiva, como sabemos fue más una época de exportar, de precios muy altos, que en vez de aprovechar para invertir en el talento, innovación, donde principalmente exportamos productos con nada o poco valor agregado.

Pasado este viento de cola, nos quedó una ventaja competitiva productiva, tenemos unas marcas y un knowhow de productos industriales o tecnológicos. Pero, ¿hemos preparado a la región para innovar y reemplazar las exportaciones básicas?. La respuesta es no, pero teniendo en cuenta que se trata de tan sólo diez años y que somos 19 países distintos, se ha generado una base de corporaciones globales, de inclusión social y de buenas prácticas gubernamentales que podrán seguir generando buenos frutos y desarrollo sostenible.

También hay que tener en cuenta que se observó en ese mismo período una polarización de propuestas de desarrollo en Latinoamérica. Algunos países optaron por el consumo inmediato y la hipertrofia estatal, lo que seguramente no garantiza la continuidad de los beneficios de la bonanza cuando se revierta la marea. Los avances fueron interesantes: se bajó la inflación, hubo equilibrios macroeconómicos y notoria disminución de pobreza absoluta y reducción de desigualdades. La CEPAL proyecta que la región finalizó 2012 con 167 millones de personas en situación de pobreza, un millón menos que en 2011, lo que equivale a 28,8% de los habitantes. Se trata de las tasas de pobreza e indigencia más bajas de las últimas tres décadas.

En materia de integración hubo avances importantes como el surgimiento del nuevo bloque de la Alianza del Pacífico. Desde el punto de vista empresarial, uno de los mayores logros ha sido la participación activa del sector privado, mejor organizado y con una capacidad de influir y trabajar en conjunto para potenciar un desarrollo sostenible en la región.

La expansión exitosa de las empresas multilatinas y la resistencia de nuestras economías a grandes crisis económicas en los países más desarrollados son muestras del crecimiento responsable y planificado que empieza a despuntar en esta región.

- ¿Qué se hizo bien y que se hizo mal en la época de bonanza para hacer sostenible la salud económica de la región?

- Las instituciones de los países ordenaron las finanzas, se logró muchas más inversión social. Se lograron mejores capacidades de exportaciones, se establecieron cadenas productivas para estas, con un conocimiento del mercado internacional relevante. Lo que se hizo mal es no enfocarnos lo suficiente en la agenda social, en particular en la educación, así también la salud y la seguridad pública. No hemos podido capitalizar estas ganancias en la creación de sociedades de innovación, modelos de crear nuevas empresas, emprendedores, pero sobre todo se invirtió muy poco en investigación y desarrollo.

Nuestros centros urbanos se han agigantado y no hay país en Latinoamérica que no sufra de problemas de congestión urbana, baja movilidad y carencia de infraestructura física.

Una de las tareas pendientes de la región sigue siendo la educación, y para CEAL es la principal estrategia es la creación de valor. Hemos definido que nuestro pivote en materia social es el impulso de una educación integral para la primera infancia (0-5 años).

Compartimos con nuestros asociados, y el empresariado en general, un estudio pionero sobre mejores prácticas en educación básica que permite crear un semillero de buenos proyectos que ayudan a impulsar la educación en la primera infancia, frontera del desarrollo integral de los niños y niñas que debemos atender con prioridad.

Nuestra cultura de ahorro como región no está entre las más altas y nuestra inversión local no fue tan grande como la internacional. Pero hay excepciones destacables como las exitosas multilatinas que invirtieron y se expandieron, como Bancolombia, Davivienda, Ambev, BGT Pactual, Sonitel y Bimbo, entre otras.

AE

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