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13 de septiembre de 2013

Vladimir Putin se dirige a los estadounidenses mediante una carta

El presidente de Rusia, Vladimir Putin, expresó sus pensamientos en cuanto a la situación de Siria a través de una carta publicada en el periódico estadounidense The New York Times. Entre las palabras del presidente, destaca su interés por llegar a un acuerdo pacífico, su preocupación por la sociedad siria y sus críticas a lo que definió como el “excepcionalismo” estadounidense.

A continuación les dejamos la carta tal y como fue publicada en The New York Times:

«Los recientes eventos que se están dando en Siria me han motivado para hablar directamente al pueblo americano y a sus líderes políticos. Es importante hacer esto en un momento en el que no hay suficiente comunicación entre nuestras sociedades.

Las relaciones entre nosotros han pasado por diferentes etapas. Nos alzamos los unos contra los otros durante la Guerra Fría. Pero también fuimos aliados una vez, y derrotamos a los nazis juntos. La organización universal internacional – las Naciones Unidas – fue creada entonces para evitar que esta devastación vuelva a ocurrir.

Los fundadores de las Naciones Unidas entendieron que las decisiones que tengan que ver con la guerra y la paz deben darse solo por consenso y con el acuerdo de Estados Unidos, el veto de los miembros permanentes del Consejo de Seguridad se perpetuó en la carta de las Naciones Unidas. La profunda sabiduría de estos ha formado la base de la estabilidad de las relaciones internacionales durante décadas.

Nadie quiere que las Naciones Unidas corra el destino de la Sociedad de Naciones, que colapsó porque careció de influencias reales. Esto es posible si los países influyentes rodean las Naciones Unidas y toman una acción militar sin la autorización del Consejo de Seguridad.

El potencial ataque de los Estados Unidos contra Siria, a pesar de la fuerte oposición de muchos países, autoridades políticas y líderes religiosos, incluido el papa, provocará con más víctimas inocentes y una intensificación, una fuerte propagación del conflicto más allá de las fronteras de Siria. Un ataque aumentaría la violencia y desataría una nueva ola de terrorismo. Ello podría debilitar los esfuerzos multilaterales para resolver el problema nuclear iraní y el conflicto palestino-israelí y promovería una desestabilización en Medio Oriente y el norte de África. Podría echar por la borda todo el sistema internacional de leyes y orden.

Siria no está presenciando una guerra por la democracia, sino un conflicto armado entre el Gobierno y la oposición en un país con diversas religiones. Hay pocos campeones de la democracia en Siria. Pero hay más que suficientes luchadores de Al Qaeda y extremistas de todo tipo luchando contra el Gobierno. El Departamento de Estado de los Estados Unidos ha señalado al Frente Al-Nusra, al Estado Islámico de Irak y al Líbano, que luchan con la oposición, como organizaciones terroristas. Este conflicto interno, alimentado con armas extranjeras suministradas a la oposición, es uno de los más sangrientos del mundo.

Mercenarios de los países árabes que están luchando allí, y cientos de milicianos de países del este e incluso Rusia, son un problema que nos preocupa mucho. ¿No vendrán a nuestros países con lo que aprendieron en Siria? Después de todo, tras luchar en Libia, los extremistas se marcharon a Malí. Esto es una amenaza para todos.

Desde el inicio, Rusia ha abogado por un diálogo pacífico que permita a Siria desarrollar un plan comprometido para su propio futuro. No estamos protegiendo al Gobierno sirio sino a la ley internacional. Necesitamos hacer uso del Consejo de Seguridad de la Naciones Unidad y creer que mantener la ley y el orden en el complejo y turbulento mundo de hoy es uno de los pocos caminos para evitar que las relaciones internacionales se deslicen hacia el caos. La ley es todavía la ley y debemos cumplirla nos guste o no. Bajo la ley internacional actual, la fuerza está solo permitida bajo defensa propia o por la decisión del Consejo de Seguridad. Otra actuación es inaceptable bajo la Carta de las Naciones Unidas y constituiría un acto de agresión.

Nadie duda que gases venenosos fueron usados en Siria. Pero hay razones para creer que no fueron usadas por el Ejército sirio sino por las fuerzas de la oposición para provocar una intervención por sus potentes patrocinadores extranjeros, que estarían de lado de los fundamentalistas. Las informaciones de que los militantes están preparando otro ataque – esta vez contra Israel – no pueden ser ignorados.

Es alarmante que la intervención militar en los conflictos internos de otros países se haya convertido en algo común para los Estados Unidos. ¿Esos son los intereses a largo plazo de Estados Unidos? Los dudo. Millones de personas en todo el mundo cada vez ven más a Estados unidos no como un modelo de democracia sino como un país que solo confía en la fuerza bruta y forja coaliciones con el lema ‘o estás conmigo o estás contra mí’”.

La fuerza se ha mostrado inefectiva e inútil. Afganistán está tambaleándose y nadie puede decir qué pasará cuando las fuerzas internacionales se retiren. Libia está dividida en tribus y clanes. En Irak continúa la guerra civil con docenas de asesinatos cada día. En los Estados Unidos muchos encuentran una analogía entre Siria e Irak y preguntan por qué su Gobierno querría repetir los errores recientes.

No importa el objetivo del ataque o la complejidad de las armas; las pérdidas civiles son inevitables, incluyendo a los mayores y a los niños, a quienes los ataques pretenden proteger.

El mundo reacciona por preguntas: si no puedes contar con la ley internacional, entonces tienes que encontrar otros caminos para proteger tu seguridad. Un número creciente de países busca hacerse con las armas de destrucción masiva. Esto es lógico. Si tienes la bomba nadie te tocará. Nos han dejado hablar de la necesidad de reforzar la no proliferación, cuando en realidad esto es lo que se está deteriorando.

Debemos parar de usar el lenguaje de la fuerza y volver al camino de la diplomacia civilizada y el acuerdo político.

Una nueva oportunidad para evitar una acción militar apareció los días pasados. Estados Unidos, Rusia y todos los miembros de la comunidad internacional deben aprovechar la disposición del Gobierno sirio a entregar su arsenal químico al control internacional para su subsiguiente destrucción. Guiándose por las declaraciones del presidente Obama, los Estados Unidos ven esto como una alternativa a una acción militar.

Doy la bienvenida al interés del presidente de continuar el diálogo con Rusia y Siria. Debemos trabajar juntos para mantener viva esta esperanza, como acordamos en la reunión del G8 en el Lago Erne en Irlanda del Norte en Junio, y encaminar la discusión de nuevo a las negociaciones.

Si podemos evitar la fuerza contra Siria, mejorará la atmósfera en los eventos internacionales y se fortalecerán los acuerdos mutuos. Esto será un éxito compartido y abrirá la puerta a la cooperación en otros asuntos críticos.

Mi trabajo y relación personal con el presidente Obama está marcado por una confianza creciente. Yo aprecio esto. Estudié cuidadosamente su discurso a la nación del martes y estoy bastante en desacuerdo con un ejemplo que puso sobre el “excepcionalismo” estadounidense, declarando que la política estadounidense es “lo que hace diferente a los Estados Unidos. Lo que nos hace excepcionales”. Es extremadamente peligroso animar a la gente a verse a ellos mismos como excepcionales, sea como sea la motivación. Hay países grandes y pequeños, ricos y pobres, algunos con antiguas tradiciones democráticas y algunos que todavía están encontrando su camino a la democracia. Sus políticas difieren también. Somos todos diferentes, pero cuando preguntamos sobre la bendición del Señor, no olvidamos que Dios nos creó a todos iguales.»

E360°

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