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23 de enero de 2013

Día Internacional del Holocausto. Recordando a aquellos que tuvieron el coraje de preocuparse


Por Abraham H. Foxman*. 

Es oportuno que las Naciones Unidas, como parte de la conmemoración internacional del Holocausto el 27 de enero, esté dando tributo este año no solo a los millones de inocentes que murieron en las cámaras de gas nazi, sino también a aquellos que hicieron sacrificios extraordinarios para esconder y proteger a cientos de miles de judíos y otros de una muerte asegurada en manos del pogromo genocida de Hitler.

Es oportuno que las Naciones Unidas, como parte de la conmemoración internacional del Holocausto el 27 de enero, esté dando tributo este año no solo a los millones de inocentes que murieron en las cámaras de gas nazi, sino también a aquellos que hicieron sacrificios extraordinarios para esconder y proteger a cientos de miles de judíos y otros de una muerte asegurada en manos del pogromo genocida de Hitler.

Estoy hablando, por supuesto, de los rescatistas – aquellos individuos que tomaron la decisión calculada de albergar judíos y otros buscados por los nazis por ningún otro crimen que ser miembros de una minoría profundamente odiada. Las hazañas heroicas de los salvadores son usualmente olvidadas debido a la gran tragedia de la Shoa.

Hace 14 años un grupo de estudiantes en la zona rural Witwell, Tennessee, se embarcó en un importante proyecto escolar en un esfuerzo por abarcar la enormidad del Holocausto. Lo hicieron recolectando sujetapapeles.

Durante un período de varios meses, los estudiantes recolectaron seis millones de clips, uno por cada una de las víctimas judías del Holocausto. Fue una tarea monumental y requirió de horas de largo tedio ya que los sujetapapeles fueron recolectados y contados. Pero al final del día los estudiantes tuvieron éxito y llegaron a llenar una gran parte de un vagón de ferrocarril con ellos.

Deseo que haya un esfuerzo similar para que haya conciencia sobre los rescatitias, aquellos individuos corajudos que se salieron de su camino para salvar y proteger vidas judías.

Aparte de la “Lista de Schlinder“ de Steven Spielberg, la cual en 1993 elevó enormemente la conciencia pública sobre un rescatista en particular, las historias sobre los gentiles justos que se pararon para hacer una elección profunda y que alteró muchas vidas ha sido olvidado en la historia.

Tal vez lo que es más destacable de los rescatadores es que sus variadas etnias y contextos religiosos desafían nuestras nociones preconcebidas sobre quién podría arriesgar su propia vida para salvar judíos.

Además de su voluntad por ayudar a otros, ellos no parecen tener mucho en común. Cruzaron líneas de género, étnicas, religiosas y socio económicas. Eran católicos, cristianos ortodoxos, evangelistas, bautistas, luteranos y también musulmanes. Eran granjeros, médicos, diplomáticos, transeúntes y reyes. Simplemente eran personas de fe.

Mi insistencia está en el testimonio de aquellos que tuvieron el coraje de preocuparse. Cuando era un niño en la Polonia ocupada por los nazis fui llevado por una mujer católica polaca que había sido mi niñera. Ella me salvó al esconder mi verdadera identidad de los nazis. Ella proveyó alimento, albergue y un refugio seguro y me crió por cuatro años hasta que se terminó la guerra y mis padres volvieron a reclamarme. Ella incluso me bautizó. Y sin embargo, a pesar de que estoy eternamente agradecido por su sacrificio, todavía es difícil para mí entender porqué ella atravesó tales caminos para mantenerme escondido. ¿Qué fue lo que le dio a esta mujer pobre, analfabeta y sin educación el coraje moral para salvar una vida?

Otros atravesaron caminos aún más extraordinarios para proteger a sus vecinos y amigos judíos. Consideremos la casi insondable historia de Khaled Abdelwahhab, desenterrada recientemente por el historiador y escritor Robert Satloff.

En 1942 los alemanes llegaron a Mahdia, un pueblo en la costa este de Túnez, donde el Sr. Abdelwahhab vivía con su familia. Allí los alemanes armaron una casa donde capturaban niñas judías y las violaban sexualmente. Dos jovencitas judías locales, que no pudieron manejar el trauma de su experiencia, se suicidaron, y las noticias de su destino se esparcieron como fuego a través del pueblo horrorizado.

Abdelwahhab descubrió esto e hizo lo que pudo para proteger a las niñas al distraer a los alemanes con licor y otras ocupaciones. Más tarde, luego de enterarse de que una familia judía se estaba escondiendo en una fábrica de aceite de oliva, él les advirtió que estaban corriendo un gran peligro y trasladó a toda la familia y a todos sus parientes a la granja de su familia que se encontraba a 20 millas al occidente. Él les dio comida y refugio, y cada día, por cuatro meses, los visitaba, les proveía y les hacía sentir seguros.

Abdelwahhab arriesgó su vida por otros frente al mayor mal de la humanidad. Esta es una historia que no se escucha todos los días: un árabe salvando judíos.

Otra historia menos conocida es la del Dr. Feng Shan Ho, un diplomático chino que emitió miles de visas a refugiados judíos durante la Segunda Guerra Mundial. El Dr. Ho estuvo entre el pequeño número de rescatistas diplomáticos que tomó medidas extraordinarias y un gran riesgo personal para hacer lo correcto.

Ho fue cónsul general chino en Viena de 1938 a 1940. A pesar de que sus superiores le ordenaron terminar sus actividades, él facilitó la emigración segura de miles de judíos en 1938 y 1939 al entregar visas al puerto chino de la ciudad de Shangai.

Uno podría pensar que años después Ho sería considerado un héroe nacional por sus acciones. Al contrario, el Dr. Ho fue víctima de una campaña de los nacionalistas chinos en Taiwán, quienes buscaron desacreditarlo, fue eventualmente sometido a juicio político y se le negó una pensión por sus 40 años en el servicio diplomático. Murió antes de que el mundo pudiese conocer lo que había hecho.

En noviembre la Liga Antidifamación honró a título póstumo al Dr. Ho con el Premio Coraje para Preocuparse Jan Karski y también hemos honrado de un modo similar a Abdelwahhab por sus acciones.

Los rescatistas pavimentaron el camino para nosotros para que entendamos cómo la humanidad puede jugar un rol, como lo hizo tristemente por una limitada cantidad de tiempo durante el Holocausto, para tomar una acción y evitar que vuelvan a haber actos de odio y genocidio.

*Abraham H. Foxman, sobreviviente del Holocausto, es el director nacional de la Liga Antidifamación– ADL.

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