MUSUQ CHASKI NOTICIAS

Mientras el primer ministro de Israel cree que Irán está a sólo unos meses de lograr una bomba nuclear, el gobierno de los Estados Unidos cree que esa instancia está más lejos de hacerse realidad. Son dos lecturas diferentes para un mismo problema, dos posiciones que no dependen solamente de la opinión de cada uno sino que está impregnada de la situación que le toca vivir a cada parte en este conflicto. 

Sobrevivir o desaparecer 

Para Israel es cuestión de vida o muerte, de existencia o desaparición, no hay margen de error porque no habrá segunda vuelta si se producen equivocaciones. Por ello, Benjamín Netaniahu, mantiene una firme determinación, por lo menos en las declaraciones, de atacar las instalaciones nucleares lo antes posible, logrando una solución total o parcial en caso de poder cumplir los objetivos. Pero no es algo tan sencillo. De la forma en que plantea parecería que se trata de un trámite común, algo simple como ir, hacer y volver. No creo que esa sea la realidad y por ello hay que medir bien las decisiones, elegir bien los momentos de actuar y tratar en lo posible de tener suficiente apoyo en caso de que el conflicto bélico se prolongue en el tiempo. Se sabe cuando comienza una guerra pero nunca se sabe cuando termina y mucho menos como termina. Por más confianza que Israel tenga y sabiendo que es dueño de la razón, (algo que da legitimidad absoluta a las acciones), es evidente que dependerá de la inteligencia y la capacidad militar que pueda desplegar la posibilidad de una operación exitosa. 

Reelección o los republicanos al gobierno 

Para los Estados Unidos y sobre todo para el Presidente Barack Obama, el condicionante de las inminentes elecciones no les da lugar a actuar libremente. Los ojos de millones de ciudadanos que votarán por uno u otro partido están puestos en cada acción del gobierno. Aunque Obama en forma independiente pensara que debe acompañar a Israel en esta decisión (algo que dudo), la inseguridad actual de poder continuar en el gobierno lo tiene atado de pies y manos. 

El candidato a la presidencia de Estados Unidos por el Partido Republicano, Mitt Romney, manifiesta en forma permanente que Obama ha librado a Israel a su suerte. Así es la política, y ambos aprovechan cada oportunidad en busca de votos que puedan definir su futuro. Obama no quiere acceder al pedido de Netanyahu sobre poner líneas rojas a Irán porque teme que estas sean superadas antes del acto eleccionario. Irán ha demostrado que seguirá adelante sin importarle las consecuencias. 

Creen estar preparados para enfrentar a Israel o incluso a una coalición internacional encabezadas por Estados Unidos. Basta ver la forma en que están reaccionando con armas convencionales como para estar más que preocupados si tuvieran en su poder armas atómicas. Otra pregunta que debe ser develada es si la comunidad internacional tiene el poder suficiente para imponerse al fanatismo iraní y a otros fanatismos que caminan en direcciones similares. 

Por ahora no ha demostrado ni la decisión política de enfrentar estas realidades ni la fuerza adecuada cuando les tocó actuar. Todos los conflictos terminan complicándose de tal forma que hacen dudar de la capacidad militar de occidente. Su poder de disuasión casi ha desaparecido y así será hasta que se demuestre en los hechos un cambio muy radical. 

El socio de Irán hace alarde de sus armas químicas 

Aunque parezca acorralado, el presidente de Siria Bashar Assad, sigue firme en su convicción de que a la larga logrará vencer a sus opositores. La radicalización extremista de muchos grupos rebeldes que se ha notado en los últimos días aleja la posibilidad de la ayuda internacional que estaban esperando. En ese contexto Assad fortalece su posición ya que el si recibe apoyo directo y concreto de sus aliados, entre ellos del propio Irán que espera contarlo entre sus socios ante una confrontación con Israel. Se da el lujo de aparecer en la televisión mundial en entrevistas que enfrenta hasta con una sonrisa, queriendo demostrar que no está preocupado por los acontecimientos. Mientras la política va de un lado a otro, él se prepara con todo su arsenal para situaciones más complicadas. En las últimas horas el ejército sirio ha experimentado con misiles capaces de albergar gases venenosos y agentes químicos lo cual de por si representa una amenaza no solo para los rebeldes sirios sino también para Israel. En caso de un enfrentamiento hay que estar preparados para varios frentes y también para situaciones tan poco deseables y temidas como ataques de esta índole. Cuando muchos israelíes no han logrado todavía hacerse de las máscaras necesarias, todo indica que para el gobierno no se trata de una posibilidad concreta. 

Aunque no quieran tomar decisiones se preparan para el conflicto 

En pocos días, veinticinco países reunirán sus destructores, porta aviones, barreminas, y submarinos en el Golfo Pérsico. Si bien el ejercicio estaba programado para el mes de setiembre, las maniobras no sólo mostrarán la capacidad de asegurar el libre comercio por el Estrecho de Ormuz. La presencia cercana es también un elemento de presión para los iraníes que durante doce días deberán estar atentos a la presencia de militares de los Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, y hasta Arabia Saudita o los Emiratos Árabes entre otros. Muchos de ellos no quieren saber nada de actuar en algo que favorezca a Israel, pero están en juego sus propios intereses. Irán y sus socios son una amenaza también para muchos países árabes. 

El fracaso de las negociaciones impulsa la guerra 

Las negociaciones están en punto cero, mejor dicho, en menos que cero. No hubo siquiera indicios de resultados positivos. La posición de Irán es de total intransigencia, no acepta cambiar su postura ni un ápice. Los esfuerzos del secretario general de la ONU, Ban Ki Moon, que por primera vez declaro en la cara de los iraníes que “dejen de amenazar a Israel” se han convertido en trabajo inútil. Sus dichos no son escuchados y mucho menos serán aceptados. La exigencia de transparencia sobre el programa nuclear iraní y el permiso a las inspecciones de la OEA (Organismo Internacional de Energía Atómica) no fue ni será concedida. 

No hay con quien hablar, no hay con quien negociar. No hay nada nuevo para ofrecer ni escucharemos ninguna propuesta coherente o conciliadora de parte de Ahmadinejad y los Ayatolah. En Israel, sólo resuenan las palabras del primer ministro hablando del tema trasmitiendo casi la seguridad de una actuación inmediata. 

La población sigue con su rutina casi como que ello no fuera a representar cambios en su vida y su futuro. Cuando terminan las palabras, no podemos menos que esperar la guerra. Debemos estar preparados, militarmente, sicológicamente, mentalmente y en todos los aspectos. En algunos de ellos lamentablemente no lo estamos. Preferimos mirar hacia otro lado, quizás con la esperanza de que nada suceda.

AURORA